martes, 24 de abril de 2012

“Haciendo el amor se puede bajar de peso”, así lo asegura un médico francés…


El sexo no solo sirve para reproducirnos y generar placer. A través de los años, varios estudios han podido confirmar que tener relaciones sexuales también trae grandes beneficios para nuestra salud. 
Además de limpiar la sangre, es un gran ejercicio cardiovascular, ayuda a mejorar el ánimo de las personas y, aunque parezca imposible, también sirve como dieta para bajar algunos kilos de más.
“Haciendo el amor se puede bajar de peso”, así lo asegura un médico francés, quien escribió un libro en el que propone, de manera divertida, combinar la felicidad de una relación sexual plena con la pérdida de calorías.
Según el Dr. Durand, autor del libro, además de una alimentación sana, el sexo durante 20 minutos supone una pérdida de 250 calorías.
Con las posturas que se adoptan, los movimientos que se realizan, la aceleración de los latidos cardíacos, la vasodilatación de las zonas erógenas y mucho más, la persona podrá adelgazar de 3 a 10 kilos, en 50 sesiones eróticas.
Para que sea efectivo el resultado hay que combinar las posturas sexuales con un menú ideal para cada comida. Una dieta que incluya alimentos bajos en calorías será perfecta para bajar seis kilos en diez semanas, sin necesidad de gastar dinero en el gimnasio.
La dieta y la actividad sexual puede variar en cada persona, dependiendo de cuánto desee bajar. Si se llega antes a la meta se puede continuar haciendo la dieta “porque nadie se cansa de comer platos jugosos y, desde luego, de hacer el amor; y el ritmo de cada pareja es el que marcará el tiempo oportuno”, asegura el médico.
Que no quepa duda que el acto sexual es uno de los ejercicios más completos, porque se queman energías, grasas y se tonifican todos y cada uno de los músculos del cuerpo. Pero cuidado, todos los excesos son malos y el sexo no se excluye de esta regla, así que no te excedas porque podrías terminar más agotado y sin ganas de nada.

Posturas Kamasutra: Barco de Vela

Posturas Kamasutra: El encantador de serpientes

Posturas Kamasutra: El pecho profundo


Tener sexo con la menstruación


La menstruación femenina siempre ha despertado interés y recelo, creándose un sinfín de mitos en relación a este sangrante periodo.
En algunas sociedades antiguas las mujeres menstruantes eran objeto de los tabúes más diversos, se les alejaba del poblado y estaba prohibido el contacto con ellas, especialmente el sexual. En la sociedad actual, todavía quedan vestigios —por lo menos en el lenguaje— de los mitos de nocividad y repugnancia ancestrales. ¿Quién no oído decir que las mujeres que tienen la regla pueden provocar que se corte la mayonesa, que se marchiten las flores o que se agríe el vino?
Las mujeres suelen establecer una relación ambivalente con la menstruación, por un lado es una molestia, una carga, sobre todo en verano y antes de que los tampones hicieran su aparición, ya que podía arruinar un viaje o un día de playa. Y por otro, su llegada supone el alivio de no estar embazada. ¡Cuántas mujeres han vivido el desasosiego de unos días de retraso!
Está claro que para muchas personas la llegada de la regla puede aguar sus propósitos eróticos. La regla no es buena compañera de viaje, es un fastidio tener que estar pendiente del tampón o de la compresa. En esto también hay muchas diferencias individuales, hay mujeres que tienen la suerte de tener unas reglas ligeras, que les duran muy poco, en fin, que apenas se enteran. Mientras que otras lo pasan fatal, sangran mucho, llegando a manchar las sábanas y la ropa, y pueden estar más de una semana pendientes del tema. Afortunadamente, el uso de anticonceptivos orales palia las molestias y regula el ciclo.
En cuanto a la cuestión sexológica, son muchas las personas, tanto hombres como mujeres, que muestran curiosidad sobre los contactos sexuales en este periodo. En años de consulta hemos podido escuchar los comentarios más variados, como el del chico que vivió con mucha repugnancia el cunnilingus que le realizo a una chica que estaba con la regla, se quejaba de que ella no le había avisado y le había resultado muy desagradable el contacto con la sangre. En el otro extremo, recordamos a un chico bastante joven que vivía con especial deleite el sexo oral con su novia cuando ésta tenía la regla. En el placer sexual cada uno sigue su sendero.
Nada que objetar a la práctica del coito y a cualquier actividad sexual durante el periodo menstrual, si a las personas implicadas no les importa. No obstante, hay que tener en cuenta que se deben mantener las precauciones oportunas para evitar los embarazos y la prevención de enfermedades de transmisión. Lo cierto es que, aunque no es el periodo más fértil, una mujer podría quedar embarazada estando con la regla, por lo que no hay que bajar la guardia.
Existen ciertos trucos para engañar a la naturaleza, de manera que la llegada de esa inoportuna visita no estropee un viaje de luna miel, o la acogida de un amante que llega de viaje y se encuentra con la bandera roja —de esta forma lo describía una paciente—. Para domesticar tan rígido periodo, se han utilizado determinados anticonceptivos orales, adaptando su toma a las fechas propicias: si se prolonga la toma de pastillas, obviamente se atrasa la regla, y si se interrumpe su toma antes de completar su ciclo completo, se adelanta. Para más información consultar con profesionales de la salud.

Posturas Kamasutra: Barco de Vela

Posturas Kamasutra: El encantador de serpientes

Posturas Kamasutra: El pecho profundo


viernes, 20 de abril de 2012

Posturas Kamasutra: La danza de los alegres favores


El baile siempre es la ocasión de despertar el deseo del otro o, para los nuevos amantes, de darse caricias ocultas. Bailar con amor es prolongar la fiesta y dar luz a un recuerdo erótico que irradiará en sus noches de pasión.
La danza de los alegres favores
Desde una postura erótica muy clásica como el perrito a la danza de los alegres favores, no hay más que un cambio de compás que te sumirá en una coreografía apasionada. 
La mujer se arrodilla en la cama, cuerpo echado hacia adelante, el trasero en pompa, las piernas muy abiertas. Sus antebrazos y sus manos son su apoyo. Parece así una esfinge, muy sugerente para su amante, cuyo deseo subirá en picado. Tras ella, el hombre se arrodilla también, con sus piernas cerradas entre las de la mujer, y penetra a su pareja. Ella eleva su busto sujetándose con sus manos y vuelve rápidamente a acercarse al lecho, como un gato estirándose. Este movimiento provoca una basculación pélvica y sensaciones agradables para ambos. El pene está rechazado fuera de la vagina, excepto el glande.
La mujer repite el movimiento y lo acelera tanto como pueda. Ella guía el baile, lo que no impide al amante de acompañar las sacudidas de su amada. Así los cambios de la posición del pene, que roza unas veces el fondo y otras el frente de la vagina, entrando o saliendo al ritmo de las embestidas de la mujer, son fuente de placer para ambos. 
Cuando llega un estado de excitación fuerte, es probable que el hombre no se contente con dejarse guiar y dará compas al baile de la mujer con vigorosos golpes de cadera. Podrá también deslizar una mano entre las piernas de su compañera y presionar la vulva con ella. Si la mujer sigue su cadencia, las sensaciones sobre el monte de Venus y el clítoris seguirán subiendo hasta el orgasmo. La energía de ambos amantes, muy activos en esta posición, refuerza la unión física. En la danza de los alegres favores, la connivencia de los cuerpos y el fogoso deseo de fusión se satisfacen en el gozo sexual.

Posturas Kamasutra: Barco de Vela

Posturas Kamasutra: El encantador de serpientes

Posturas Kamasutra: El pecho profundo



lunes, 9 de abril de 2012

Posturas Kamasutra: La silla mágica


Todavía hay gente creyendo que una silla está simplemente hecha para sentarse. Afortunadamente, algunos se acuerdan que la evolución de la especie humana y el inmenso enriquecimiento de sus comportamientos son debidos a individuos que no aceptan lo evidente y las ideas preconcebidas.
La silla mágica

Porque una silla es también una ayuda llena de recursos para variar las sensaciones eróticas. Por ejemplo, la mujer se puede instalar cómodamente a horcajadas sobre el asiento: mirando el respaldo en el que cruzará sus brazos para apoyar la cabeza. Su pelvis saldrá del borde de la silla para dejar el acceso a su vagina y curvará la espalda para recibir mejor a su pareja. Él, de pie detrás de su espalda, plegará las rodillas y la penetrará agarrándose a sus caderas.
La ausencia de esfuerzo hace esta posición muy agradable para la mujer, ya que se deja llevar por dulces sensaciones vaginales y juega con ellas, mediante contracciones musculares o provocativos arqueos de espalda. El hombre acompañará su ritmo hasta que ella sea llevada par la excitación que habrá sido capaz de hacer subir en sí.
Si la mujer es más audaz, se sentará con el trasero fuera del respaldo, a la mitad de los muslos o al nivel de las rodillas. Sus manos se agarran a los travesaños, sus pies puestos sobre el asiento (si el respaldo es bajo o demasiado alto, sus piernas quedarán en el aire). El hombre se sitúa detrás de su espalda, la abraza e inclina la silla sobre las patas traseras hasta que su amada está a buena altura para la penetración.   
Normalmente la pareja encuentra el equilibrio con facilidad. El placer viene con la posibilidad de quedarse ambos inmóviles. El hombre solo da el movimiento a su pareja con oscilaciones de la silla sobre las patas traseras, como meciéndola. Obviamente, ¡hay que verificar que las patas de la silla no se resbalen sobre el suelo! Pero el efecto está garantizado: ¡dulzor, calma y voluptuosidad! 
Si a la mujer le gusta este juego de equilibrio, se arriesgará a usar dos sillas, colocadas frente a frente y ligeramente separadas. Un pié sobre cada asiento y las manos sujetando firmemente los respaldos, ella se pondrá de cuclillas para presentar su sexo ampliamente abierto al hombre arrodillado frente a ella. El resto es inspiración: el estiramiento muscular a menudo es un excelente amplificador de sensaciones; los movimientos de caderas son totalmente libres y permiten regular la presión así como el ritmo. Se puede alcanzar el gozo al mismo tiempo o con la penetración: el hombre sólo se levantará para encontrar su sitio inicial y, sin soportar el peso de su amada, buscará un orgasmo tan intenso y todavía más si el juego con la espalda de ella se adapta para hacerles perder la cabeza.

Posturas Kamasutra: Barco de Vela

Posturas Kamasutra: El encantador de serpientes

Posturas Kamasutra: El pecho profundo


Posturas Kamasutra: El gran puente


Cuando geometría y amor se mezclan, el resultado será aportar placer y fantasía. En la postura del gran puente, el ángulo y la medida determinan la intensidad del coito. ¡Disfrutad, amantes gimnastas, acoplaos en una coreografía excitante que libere vuestra imaginación sexual!
El gran puente
@SexoActivo
El gran puente se parece a la posición de una bailarina, cuando tiene el busto en vertical, las nalgas al contacto con el suelo y las piernas formando un ángulo de 180 grados. En el dominio del amor, esta postura requiere flexibilidad, ¡pero nada de entrenamiento especial! Se necesita un calentamiento previo de la mujer, no para estirar los ligamentos, ¡sino para preparar el coito! 
Ella se sube de pie encima de dos sillas, un pie para cada una. Obviamente es necesario escoger sillas robustas y estables, para no arriesgarse a caer en pleno acto sexual. La mujer se sitúa frente a los respaldos y se agarra con las manos. Su amado, al que ella da la espalda, separa despacio las dos sillas de forma que las piernas de ella hagan lo propio, formando el mayor ángulo posible. Cuanto más amplio sea el puente, más accesible será la vulva, por su altura en comparación al nivel en que está el sexo del hombre, y por su posición y su apertura.
De esta forma, la mujer ofrece un acceso sencillo al pene de su hombre.
Inclinada hacia adelante para mantener su equilibrio y apoyada en los respaldos, la mujer muestra su trasero a su pareja, una excitante visión que le causará una erección instantánea, si no fuese así aún. En esta postura, la mujer es pasiva, no pudiendo más que variar su arqueo para facilitar la penetración. 
Es el turno del hombre para actuar e inventar las recetas del placer. Puede empezar por ejemplo con un deslizamiento en el espacio entre las dos sillas. De pié frente a su amante, la cubre de besos y caricias, de los hombros a los senos hasta el ombligo. Se arrodilla después y sumerge su cabeza en las profundidades de la vulva. Tiene que explorar todos los delicados recovecos, estimular cada lado del clítoris, desde abajo y subiendo la lengua hasta su cumbre. También puede besar el monte de Venus, lamerlo y pasar su lengua sobre los labios mayores, antes de introducirla con movimientos de arriba abajo y delante y atrás en la vagina.
De nuevo de pié detrás de la mujer, el hombre, con su miembro en erección, la penetra sin dificultad. Enlaza la cintura de su amante con un brazo, excitando el clítoris con su mano libre. Quizás la mujer tenga que flexionar las piernas y enderezarse: todo depende de la altura de cada uno, pero también de las sensaciones buscadas. 
Con la posición del gran puente, la mujer se entrega a la voluntad de su amante y se somete a sus caprichos sin intercambiar miradas: algunas mujeres se vuelven locas con la sumisión impuesta para sentirse objeto al servicio del placer masculino. En esta postura, el hombre saborea particularmente convertir a su amante en una escultura viva, que modela como quiere y a quien da órdenes. Arquearse, elevar las nalgas, flexionar las piernas… Excitado por cogerla de pie, el gran puente es una posición atrayente para él, pero no muy fácil de ejecutar. Y seguro que eyaculará después de un coito corto pero apasionado.  

Posturas Kamasutra: Barco de Vela

Posturas Kamasutra: El encantador de serpientes

Posturas Kamasutra: El pecho profundo

¿Cuántos orgasmos has sentido en un acto sexual?