¿Quién no ha soñado nunca con comer el fruto del árbol prohibido? Si uno de los dos puede hacer el pino, ofrecerá a su pareja una posición inédita para probar el fruto secreto.
Por ejemplo, el hombre hace el pino, apoyado en su cabeza y las manos, las piernas al aire. La mujer se arrodilla frente a él, su cara está a la buena altura. Con sus manos o enlazando el cuerpo del hombre, le ayuda mantener el equilibrio. Desde luego, la posición es perfectamente reversible, la mujer haciendo el pino y el hombre de rodillas. Y muchos hombres adoran la ofrenda en este sentido, para sumergir la cabeza en lo que van a probar como uno se sumerge en el mar.
Esta posición ofrece lo mejor a los que les gusta intercambiar el placer. En cuanto a los que prefieren un gozo simultáneo, pueden introducir una variante para no quedarse frustrados. Basta con que el hombre, cabeza abajo, apoye su cuerpo contra un muro, de las nalgas a los pies. Sus hombros y la parte superior de la espalda están sobre el suelo, y la cabeza bastante adelantada para estar bajo el sexo de la mujer en cuclillas. El abrazo le pegará contra la pared.
Esta posición no tiene como único interés hacer un 69 más complicado. Las tensiones musculares que entraña, así como las situaciones y las dilataciones que crea, aumentan notablemente la excitación y el goce conseguidos.