miércoles, 28 de marzo de 2012

Posturas Kamasutra: El martillo neumático


En la penetración, los hay que están satisfechos con las sensaciones ya conocidas de los movimientos del pene en el eje de la vagina, cuando el miembro se desliza dentro según este eje. Pero también están los que buscan otros modos de penetración, con nuevas sensaciones, a veces muy excitantes.
El martillo neumático
Una de las posiciones que va más contra natura, en cuanto a erección de pene se refiere, es también la que ofrece los frotamientos más poderosos, es la posición del “martillo neumático”. Como siempre, no se llega a nada sin esfuerzo y las excitaciones resultantes de esta posición deben ser merecidas.
La mujer tiene la nuca y los hombros en el suelo, pero el cuerpo en vertical, cabeza abajo, ayudando su apoyo con los brazos y las manos en sus riñones para sostenerse. El hombre se pone a horcajadas entre sus muslos y ayuda a la mujer a mantener la posición sujetando la pierna frente a él. Para penetrar, de arriba abajo, flexiona ligeramente las rodillas.
Por supuesto, los preliminares tienen que haber sido intensos y la vagina debe estar bien lubricada. Las sensaciones de frotamiento son más fuertes tanto para la mujer como para el hombre. Son reforzadas por la excitación de la mujer que se abre y se ofrece a la vista de su amante, en su intimidad más profunda. El hombre no quedará insensible a esta visión y a la de su pene efectuando el vaivén.
Tal posición no se aguanta mucho tiempo y la intensidad de las sensaciones tiene como cara amarga su brevedad: salvo las deportistas bien entrenadas, la mujer no puede, ni con la ayuda del hombre, mantener la postura mucho tiempo sin agotarse. Aun así, la posición del martillo neumático merece el intento porque hay pocas penetraciones que unen tan bien la fuerza de las sensaciones con la excitación visual. 

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Posturas Kamasutra: Variaciones de pies contra cabeza


El 69 es fuente infinita de variaciones. En lugar de practicarlo tumbado y relajado, los adeptos prefieren jugar con las tensiones musculares y los estiramientos, que amplían el goce al momento del orgasmo.
Variaciones de pies contra cabeza
Por ejemplo, el hombre y la mujer se arrodillan, con las piernas abiertas, él detrás de ella a alrededor de un metro. La mujer se sienta sobre sus talones e inclina su busto hacia atrás. Cuando está bien inclinada, el hombre se dobla sobre ella y adapta su posición hasta que su boca llega al sexo de la mujer. Ella se sujeta a las caderas del hombre y tiene toda libertad de besar su pene según mil maneras que se le ocurran.
Hay otras variantes: uno de los dos se pone de pie si el otro está en alto. Así el hombre puede estar de pie inclinado sobre la mujer, que se arquea bajo él, apoyando sus pies en una silla. El hombre también puede arrodillarse, sobre el lecho por ejemplo, y la mujer con los pies en el suelo.
En general, la mujer que arquea su espalda aumenta así su goce, pero tendrá que renunciar a los movimientos de caderas y a las ondulaciones pélvicas. Es por eso que algunas prefieren intercambiar las posturas para ser ellas quienes se inclinan sobre un hombre que las agarra. Podría manipular su sexo con la boca y jugar en toda libertad para variar la intensidad del apoyo, la naturaleza y el ritmo del balanceo.
Incluso si estas variantes del 69 parecen acrobáticas, permiten liberar su energía, sobrepasar las fronteras de la discreción y verdaderamente perder la cabeza.   

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Posturas Kamasutra: La lengua de gato


La lengua ofrece al ser humano su primera experiencia erótica: mamar del pecho. Si después se especializa en articular palabras y degustar buena comida, la lengua siempre seguirá siendo un maravilloso instrumento del amor.
La lengua de gato
Inflada o sacada, en punta o caída, la lengua permite acariciar y lamer, chupar y absorber, según el deseo de cada uno.
La lengua de gato, es la del amante que sabe ofrecer generosamente a su amada gozo y voluptuosidad en un sutil cunnilingus. A veces, es porque la mujer no quiere ser penetrada, o bien porque el hombre está agotado y la mujer todavía animada. A veces también este regalo amoroso es un preliminar a otra actividad sexual. De hecho, para los hombres, el olor del sexo femenino así como el gozo clitoriano de su compañera son estimulantes eróticos poderosos.
La mujer se echa cómodamente de espalda. Extiende las piernas y su amante las eleva y abre con ternura, antes de acercar el rostro a su vulva. Puede empezar por posar besos ligeros sobre los labios menores y el monte de Venus, cosquilleos para despertar el sexo de su compañera.
Después, alarga la lengua para que sea puntiaguda y dura. Da golpes secos y rápidos alrededor del clítoris para picotear la zona sensible. El clítoris se infla y sale de su capuchón. En este momento, el hombre lo pone entre sus labios y lo succiona mucho tiempo, mientras lo lametea con la punta de la lengua.
De repente, la mujer siente una excitación que intensifica la movilidad de esta ágil lengua de gato. La sangre bombea más fuerte hacia su clítoris, sus caderas vibran al ritmo del placer y a veces su espalda se arquea. El hombre la mantiene con una mano para que no huya de los refinamientos que preparan su lengua y sus labios. Él empuja su lengua redonda y gruesa en la vagina entreabierta, muy despacio y lo más profundamente posible. La saca lentamente y vuelve al clítoris hasta que la mujer, al punto del éxtasis y agotada, se libera de su tensión y goza.  

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Posturas Kamasutra: El arco iris


“Arco iris al amanecer, agua antes del anochecer; tarde de arcos, mañana de charcos” Si creemos lo que nos dicen los viejos refranes, un arcoíris presagia aguacero. ¿Pero quién se quejaría de la lluvia cuando se disfruta del sexo? Para este original parte meteorológico, no hay que temer ni la violencia de la tormenta ni la suavidad de una llovizna de placer.
El arco iris
La postura del arcoíris es mucho menos relajante que otras posiciones de costado. Además exige una atención especial para poderse realizar. Pero una vez situados, ¡qué espectáculo!
Si se cuenta con un espejo sobre o junto a la cama, podrá apreciarse la coreografía. La complejidad de la superposición de los cuerpos del hombre y la mujer forman una posición escultural.
La mujer se echa de costado, con las piernas estiradas. El hombre, también de lado, se desliza entre los muslos de ella con las piernas tensadas, pies contra cabeza. Ella mantiene una de las piernas sobre el lecho y apoya la otra sobre la cadera de su amado. Él, penetrando con las piernas juntas, pliega su torso de forma que pueda sostener y acariciar con las manos los hombros de su compañera. Ella agarra los pies o tobillos de su amante y tira hacia sí. Esta posición también se llama “el arco tensado” porque así, el hombre parece un arco, la mujer una flecha.
El ángulo de penetración es poco habitual, ya que ambos cuerpos están invertidos uno respecto al otro. Por eso, la mujer nunca ha vivido este tipo de sensaciones, el pene frota lateralmente contra su vagina, cuya apertura está estrechada.  
Para el hombre, como cada vez que su pene esta a buen recaudo, el placer proviene de los frotamientos del sexo masculino en toda su longitud contra las mucosas vaginales húmedas y ardientes.
Sin embargo, los movimientos de ambos amantes carecen de amplitud y de vigor y no dejan alcanzar al orgasmo. ¡Pero tampoco importa! ¿Por qué limitarse a una sola postura en el acto sexual?
Los cuerpos siempre en búsqueda de placeres se descubren e incrementan el deseo de fusión conjunta. Después del arcoíris, un preliminar amoroso terriblemente agradable, partiréis en otros revoloteos hasta el goce último.

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¿Cuántos orgasmos has sentido en un acto sexual?