viernes, 30 de marzo de 2012

Posturas Kamasutra: El Indolente


En la posición del indolente, es el turno de la mujer de mostrar todo su amor a un hombre que se confía en sus manos. Una base que dota de infinidad de posibilidades sexuales a la pareja, tanto al uno como al otro.
La posición del indolente
A veces, la pereza se encuentra con el placer, cuando uno se deja hacer a voluntad del otro más entusiasta. En la posición del indolente, la mujer lleva las riendas. Lo que resulta en una amplia variedad de juegos eróticos, sólo como preliminar o hasta el orgasmo.
El hombre yace en el lecho con sus piernas colgando al borde, sus pies en el suelo. Espera a que la mujer se siente sobre él, dándole la espalda y con los muslos separados. Ella guía y controla la penetración. Durante el vaivén alcanza a estimular su clítoris o la región anal del hombre. De hecho la mujer cuenta con total control y las manos libres mientras que el hombre la contempla y mima. 
Ella está ya lista para dejarse llevar por sus caricias, sujetándose con sus dos manos detrás para favorecer la unión con su amante. Él roza sus senos, su vientre o su clítoris. Otra posibilidad es, para la mujer, de apoyarse sobre sus rodillas para recibir una mayor estimulación. La posición del indolente tiene muchas variantes: podrá proporcionar innumerables noches de sexo.
En fin, esta postura ofrece a la mujer todos los medios para divertir a su hombre perezoso. Le da más imaginación y la capacidad de demostrar su amor. El hombre sabrá responder a tan generoso regalo, sorprendiéndola con una posición del Kama Sutra que la devolverá con creces todo el placer recibido. 

Posturas Kamasutra: Barco de Vela





Posturas Kamasutra: El Culeo


En algunos países de Latinoamérica, culear significa mantener relaciones sexuales. En este caso, el culeo es el movimiento que la mujer hará para dar volteretas. ¡Una manera acrobática y graciosa de hacer el amor!
El culeo
Obviamente, la postura del culeo requiere unos esfuerzos gimnásticos y exige de la mujer una buena musculatura abdominal. 
Para empezar hay que prever una alfombra espesa o un edredón cómodo para extenderlo en el suelo. La mujer no se quita sus pantalones ligeros, como un pijama de percal, por ejemplo. Se lo baja hasta los tobillos, con las piernas abiertas. Sus talones están trabados por la prenda. Ella se dobla, colocando su cabeza entre los pies, de forma que su cuello queda sujeto por el pantalón.  
El hombre, detrás de ella, gozando de una vista magnifica, toma las piernas de su compañera y la recuesta cuidadosamente, haciendo el “culeo”. 
Con sus manos, la mujer extendida en el suelo mantiene los pies lo más cerca posible de la cabeza, uno a cada lado, las nalgas apenas alzadas. Las más flexibles quizás conseguirán, sin el pantalón, colocar sus pies debajo de la cabeza. En esta posición, la vulva de la mujer está abierta de par en par y se ofrece al hombre, que puede elegir entre ponerse de cuclillas y penetrar inmediatamente a la mujer o hacerle un cunnilingus. Para ello, se pone de cuclillas sobre su compañera, en posición invertida con las nalgas encima de la cabeza, cuidando de no aplastarla con su peso. Estimula suavemente con la lengua y la boca los labios menores y el clítoris, sigue hasta el perineo, entre la vagina y el ano, una zona llena de terminaciones nerviosas y por eso, muy sensible. Ambos amantes saborean a la vez los frotamientos de los glúteos, los testículos y el pene del hombre contra el vientre o los muslos de la mujer.
Después, el amante se pone de nuevo frente a la mujer, de cuclillas, e introduce su pene sencillamente y con profundidad en la vagina. Es la ventaja de esta postura, que no deja mucho, al contrario, acariciarse. La vagina de la mujer, con todas estas estimulaciones, está muy dilatada y lubricada: el vaivén del pene es natural y provoca una sensación de extraordinario dulzor para cada uno. El ritmo se acelera con la subida del orgasmo hasta que el hombre literalmente explota y mezcla su semen a las secreciones vaginales. Exhaustos tanto por la postura como por la intensidad del placer, los amantes podrán al fin acurrucarse uno contra el otro, unidos por una tierna y apacible complicidad.
Sin embargo, si la postura es demasiado difícil de mantener para la mujer, relajará sus piernas para apoyarlas sobre los hombros de su amante. Se proseguirá el coito en esta posición menos exigente. 

Posturas Kamasutra: Barco de Vela


jueves, 29 de marzo de 2012

Bolas chinas: si ya te has atrevido con ellas, te contamos cómo usarlas correctamente

bolas chinas 1

Todo es empezar, no hay que tener miedo a todo aquello que pueda mejorar nuestra salud sexual, has de perder la vergüenza y darte cuenta de que hay ciertos juguetes sexuales que, utilizados adecuadamente, pueden mejorar tu calidad de vida.

La mayor parte de las disfunciones sexuales de la mujer se pueden medrar con ejercicios de suelo pélvico... ¿Y qué es lo mejor para hacer ejercicios de suelo pélvico? ¡Efectivamente! Las bolas chinas. Todavía un tabú para muchísimas mujeres.

Pues bien, si ya te hemos convencido para atreverte a usar este juguete sexual, a su vez terapéutico, el siguiente paso es explicarte cuál es la manera correcta de utilizarlo. La sexóloga Marta Ibáñez, asesora experta de Centradaenti de Tena Lady, nos da algunos consejos para hacerlo.

Lo primerísimo que recomienda Ibáñez es elegir bien antes de comprar, las bolas chinas han de "ser de un material no poroso y estar pensadas para fortalecer el suelo pélvico". Una vez tienes las mejores bolas chinas entre tus manos el siguiente paso es esterilizarlas. La sexóloga recomienda meterlas "unos diez minutos en agua hirviendo, esto también es recomendable hacerlo de vez en cuando. Siempre las lavaremos con agua y jabón neutro antes de introducirlas en la vagina y cuidaremos de que nuestras manos también estén limpias".

Recomendaciones para usar las bolas chinas: poco a poco


Para no dañarnos al usarlas, Ibáñez nos cuenta que lo suyo es comenzar "con una única bola más grande y más sencilla de sostener por nuestra (probablemente más débil de lo que pensamos) musculatura". Una vez le hayamos pillado el truquillo a esta bola de puede probar con "dos unidas, que pesan más, y, en la última fase, ya para expertas, consta de unas bolitas muy estrechas y pesadas. La buena noticia es que la musculatura pélvica es muy 'agradecida' y podremos pasar a lo largo de las fasesmuy rápidamente", comenta la experta.

bolas chinas 2

Por supuesto, antes de aventurarnos a introducir las bolas en la vagina es necesario colocar "un poco de lubricante en la punta de la primera bola y las introduciremos en la vagina en la postura que nos sea más cómoda, las dos bolas deben quedar detrás del músculo". Ibáñez advierte de que puede que parezcan muy grandes al principio pero "se introducen sin ningún problema".

Una vez están dentro las bolas chinas, ¿cómo comenzar nuestros ejercicios para fortalecer el suelo pélvico? Muy sencillo, la sexóloga comenta que "al ponernos de pie la gravedad hará su trabajo y las bolas tenderán a caer. Nosotras contraeremos el músculo de forma inconsciente para evitarlo y de esta manera ya estamos 'haciendo pesas' con nuestro suelo pélvico".

Pasear con bolas chinas: fortaleza y perseverancia


Y tras superar esta prueba... ¡A pasear con ellas! La sexóloga recomienda utilizarlas de manera progresiva, "comenzar caminando con ellas durante 15 minutos las dos primeras semanas y luego pasar a 30 minutos. Si al pasar de un tiempo a otro notamos molestias al día siguiente (agujetas) estaremos un par de días sin utilizar las bolas y luego volveremos al tiempo anterior durante otra semana".

"Podemos utilizarlas todos o casi todos los días durante 3 ó 4 meses y luego ya no las necesitaremos en mucho tiempo. Eso sí, si seguimos con nuestros ejercicios de suelo pélvico habituales", comenta.

¿Qué pasa si no somos capaces de pasear con ellas? Entonces, dice Ibáñez, "sí que podemos hacer ejercicio tumbadas. En la cama boca arriba tiraremos con una mano del cordel de extracción y con nuestra musculatura trataremos de impedir que se salgan. Es una especie de pulso con nosotras mismas que nos ayudará a fortalecer el músculo hasta que puedan sostenerse sin problemas".






Posturas Kamasutra: Barco de Vela

Posturas Kamasutra: El trípode cojo


La posición del trípode cojo no es para los que sufren de mareo. Para hacerla perfectamente, hay que olvidar el equilibrio y arriesgarse a caer. Pero con sus ventajas, incluida una penetración profunda, el trípode cojo es una de las mejores posiciones del Kama Sutra.
El trípode cojo
El secreto del equilibrio del trípode está en una línea invisible al centro del triangulo formado por las tres piernas de este objeto. Ellas crean una resistencia perfecta para sostener todo tipo de objetos. Pero en el caso de la posición del trípode cojo, el secreto está en la fragilidad del mantenimiento. Es lo que hace la postura más atractiva.
Los amantes están cara a cara, de pie. El hombre agarra la pierna izquierda de su mujer y la sostiene con la mano derecha, bajo de la rodilla. Ella adelanta sus caderas para facilitar la penetración y él tiende su pierna derecha debajo del sexo femenino. La pareja forma así un trípode inestable. 
Ahí está el secreto de esta posición. El hombre, a cada movimiento que inicie, sujeta ligeramente su pié derecho así como la pierna derecha de su mujer. Ella se adelanta cada vez que el hombre va atrás. Favoreciendo la penetración, la posición del trípode cojo les hace tambalearse entre dos puntos de equilibrio. Cada uno se excita con la vista de su pareja. Cada uno acaricia a su amante y ambos pueden entrelazarse para más intimidad.
Con tanta proximidad, esta posición deja también a los amantes la ocasión de hablarse durante el sexo y descubrirse mutuamente. Ella tiene sensaciones nuevas con esta viva penetración y él se excita contemplando la pose erótica de su mujer. En ese punto se crea una fusión que sólo la posición del trípode cojo permite. Podrán después intentar la postura en cada rincón de su hogar, ¡sin olvidar la cámara de fotos con trípode!

Posturas Kamasutra: Barco de Vela

Posturas Kamasutra: El encantador de serpientes

Posturas Kamasutra: El pecho profundo

miércoles, 28 de marzo de 2012

Posturas Kamasutra: El martillo neumático


En la penetración, los hay que están satisfechos con las sensaciones ya conocidas de los movimientos del pene en el eje de la vagina, cuando el miembro se desliza dentro según este eje. Pero también están los que buscan otros modos de penetración, con nuevas sensaciones, a veces muy excitantes.
El martillo neumático
Una de las posiciones que va más contra natura, en cuanto a erección de pene se refiere, es también la que ofrece los frotamientos más poderosos, es la posición del “martillo neumático”. Como siempre, no se llega a nada sin esfuerzo y las excitaciones resultantes de esta posición deben ser merecidas.
La mujer tiene la nuca y los hombros en el suelo, pero el cuerpo en vertical, cabeza abajo, ayudando su apoyo con los brazos y las manos en sus riñones para sostenerse. El hombre se pone a horcajadas entre sus muslos y ayuda a la mujer a mantener la posición sujetando la pierna frente a él. Para penetrar, de arriba abajo, flexiona ligeramente las rodillas.
Por supuesto, los preliminares tienen que haber sido intensos y la vagina debe estar bien lubricada. Las sensaciones de frotamiento son más fuertes tanto para la mujer como para el hombre. Son reforzadas por la excitación de la mujer que se abre y se ofrece a la vista de su amante, en su intimidad más profunda. El hombre no quedará insensible a esta visión y a la de su pene efectuando el vaivén.
Tal posición no se aguanta mucho tiempo y la intensidad de las sensaciones tiene como cara amarga su brevedad: salvo las deportistas bien entrenadas, la mujer no puede, ni con la ayuda del hombre, mantener la postura mucho tiempo sin agotarse. Aun así, la posición del martillo neumático merece el intento porque hay pocas penetraciones que unen tan bien la fuerza de las sensaciones con la excitación visual. 

Posturas Kamasutra: Barco de Vela

Posturas Kamasutra: El encantador de serpientes

Posturas Kamasutra: El pecho profundo


¿Cuántos orgasmos has sentido en un acto sexual?