martes, 3 de abril de 2012

Posturas Kamasutra:: La Bestia Bicéfala


Hay un tiempo para todo: a veces la pasión, otras el juego. ¡En el amor también es posible divertirse! Cuando las relaciones sexuales se vuelven demasiado rutinarias, cuando los gestos se repiten en lugar de inventarse, reír es el mejor medio para despertar el deseo.
La bestia bicéfala
La bestia bicéfala es una de esas posturas en las que el principal interés es animar a los amantes a jugar con sus cuerpos. ¡No dejéis pasar este placer! Entregándoos a este juego, os entrará la curiosidad por nuevas posturas, ¡que os harán descubrir sensaciones inéditas!
Los amantes, en la postura de la bestia bicéfala, están a contrasentido, de modo que los contactos físicos se limitan al de sus propios sexos. Antes de todo, más vale ofrecerse algunas caricias preliminares. Las mejores podrían ser “el congreso del cuervo”, más conocido como el 69. Con una felación y un cunnilingus en simultaneidad, ambos tienen todo el tiempo para gozar los contactos íntimos de los cuerpos, estimulándose mutuamente. Cuando no pueden resistir más al placer de fusionar los sexos, el hombre, todavía de rodillas, da la espalda a la mujer y se aleja de ella. La mujer se echa de espaldas, desliza un cojín bajo sus nalgas para levantar su pelvis. Ayudándose con sus manos, eleva y separa los muslos para ponerlos por encima de ella. Su sexo está totalmente abierto en esta posición. Ahora pone los brazos sobre la cama y se relaja. El hombre se aproxima a cuatro patas, reculando a ciegas hasta que ella agarra su pene en erección.
Mientras lo toma, el hombre echa sus brazos frente a él y apoya su cabeza sobre el lecho, como un gato arqueándose. Sus pies están a ambos lados del cuerpo de su pareja, sus nalgas levantadas sobre ella. La mujer guía el pene hacia su vulva y lo usa como un pincel para dar algunas caricias previas sobre los labios menores y el clítoris antes de introducirlo en su vagina. Después, ella deja al hombre actuar.
En esta postura, el amante tiene poca elección en sus movimientos: si se mueve demasiado, arriesga que el pene se salga del cálido refugio donde está metido. Tiene que entregarse a pequeñas oscilaciones de la pelvis, de adelante atrás y de arriba abajo. Si la mujer siente falta de contacto, puede acariciarse a la vez que juega con los testículos de su amante, mientras se retuerce en ella: la mezcla entre placer vaginal y clitoriano debería provocar el orgasmo. Así, para ella, ¡el espectáculo de ambos cuerpos unidos es novedoso y divertido! Para el hombre, esta postura le impide ver el cuerpo de su amada, es desconcertante. ¡Lo puede aprovechar para fantasear y concentrarse a la vez en las sensaciones del pene! Sin embargo, nada prohíbe buscar luego una postura donde los cuerpos se acercan, para concluir el coito y expresar más la ternura.    

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Posturas Kamasutra:: La Bufanda


Los poco duchos en el amor creen que la bufanda sólo se usa en invierno para proteger el cuello. ¡En absoluto! En las relaciones sexuales, un hombre que desea a su mujer tomará las piernas de ella para rodear su cuello, creando un contacto más íntimo y cálido.
La postura de la bufanda
El hombre se sienta con las piernas extendidas. Inclina un poco el tronco hacia atrás, apoyado sobre las manos. Debe estar cómodamente posicionado para que la postura sea agradable todo el rato. Una alfombra mullida o incluso la cama son preferibles a las baldosas. Evitar el parquet por las astillas.
La mujer viene a sentarse sobre él, dejándose penetrar para tener un punto de anclaje solido con el cuerpo de su pareja. En esas condiciones, se puede dejar caer hacia detrás, apoyándose sobre sus manos también y elevando sus piernas para colocarlas en los hombros de su compañero. Es necesario un pequeño tiempo para ajustarse y que la pareja encuentre la inclinación ideal de los bustos, que posibilite mantener la posición durante un buen tiempo.
Así encajados, manos y brazos no están disponibles y el hombre tiene sus capacidades de movimiento bloqueadas. Es la mujer esencialmente la que actúa. Algunas prefieren balancear su pelvis metiendo alternativamente el vientre y los riñones. La calidad del contacto entre pene y vagina da sensaciones que se pueden variar gracias a la dulzura de los movimientos. Hace falta saber tomarse su tiempo y, por qué no, cerrar los ojos y sentir la excitación irradiar su sexo e invadir, en lentas ondas, todo el vientre, los muslos y las piernas antes de paralizar poco a poco los músculos.
Otras mujeres son más sensibles al vaivén. Apoyándose sobre el soporte con sus manos, las piernas en los hombros de su amante, podrán elevar y bajar la pelvis para correr el pene en su interior. 
Esta posición de la bufanda limita la excitación sexual a lo básico, es decir el pene y la vagina. Otras posiciones facilitan el contacto de varias partes del cuerpo y provocan sensaciones más variadas y difusas, pero en la bufanda, todo está concentrado. El interés es permitir sólo pensar en una cosa, obnubilarse con un solo elemento y sentir con más intensidad los matices despertados por el movimiento.
Una posición de expertos, la bufanda es una de las mejores maneras de calentarse antes de alcanzar las temperaturas más extremas del placer.

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¿Cuántos orgasmos has sentido en un acto sexual?