Es todo un arte de saber desnudarse o desnudar el otro. El striptease
es la ocasión para aprovechar tiernos preliminares. Si quieres probar
la paciencia de tu amante, piensa en ponerte una camisa o un vestido
cerrado con pequeños botones que hay que desabrochar poco a poco.
Diviértete con muchas capas para suscitar su deseo: ¡este preludio al
amor es un escondite que despertará su vigor!
Mientras el hombre quita suavemente la ropa de la mujer, puede usar su boca para recorrer todo su cuerpo, besarla, lamerla para después arrodillarse frente al clítoris y aguijonearlo. Ella se convierte en una criatura llena de gracias y seducción, puede participar y formar una coreografía con su pareja. Le desnuda despacio y descubre también su piel, su cuerpo, su miembro erecto.
No importa que la pareja ya haya hecho el amor o no, siempre es un placer refrenar su impaciencia con contactos lentos y delicados. Eso puede dar confianza a la mujer cuando constata que el hombre no quiere solamente gozar de su sexo pero desea acariciar todo el cuerpo de su amada. Finalmente, quizás será ella que perderá la paciencia y tomará la iniciativa de empezar con el acto sexual.
¡No hay obligación desnudarse totalmente para hacer el amor! Los numerosos modelos de ropa interior femenina ayudan desarrollar las fantasías: un corsé con muchos enganches en lugar del sujetador de siempre, por ejemplo. Esconder el sexo a la vez que sea accesible es un juego erótico que muchos quieren disfrutar. Pero lo importante es que este escondite amoroso concluya con el placer de ambos amantes. La penetración, la felación y el cunnilingus son el desenlace de este lento desnudamiento y tienen un sabor particular después de esta larga introducción. Dominar las pulsiones sexuales conduce a un orgasmo suave e intenso a la vez.