La posición del sátiro despierta tus instintos más animales. Difícil de ejecución, es por lo menos ideal para juegos eróticos más viciosos, como los que nos gusta practicar en la cama de vez en cuando. El contacto está limitado, pero con la posición del sátiro, se requiere de instintos de la edad de piedra, cuando el hombre era más salvaje.
El mundo antiguo estaba lleno de criaturas fantásticas y el sátiro era, en ese tiempo, el símbolo más representativo de nuestra inclinación natural a la bestialidad. Esta posición del Kamasutra es el mejor modo de revelar el animal que se esconde en cada uno de nosotros.
Imagínate que la mujer está tranquilamente durmiendo, mientras que el hombre oye la llamada de Cupido. La despierta sin miramientos y la coge salvajemente por las caderas. Sólo con la fuerza de sus brazos, la sujeta y la penetra por detrás. Ella tendrá que demostrar si el barbarismo de su amante le gusta o no.
Necesita encontrar un soporte: pared, cama o mesa, cualquier sostén puede servir para sujetar las rodillas o los pies. Su amante la ayuda cogiendo sus caderas: la penetración no es fácil por culpa de las piernas elevadas de la mujer, pero es muy profunda. De todas formas, la posición del sátiro no es para todos. El hombre tiene que ser suficiente musculoso para sostener el peso de su pareja y la mujer debe ser bastante flexible para a la vez estar cómoda y ceder su trasero al amante de la forma más generosa posible.
Estos requisitos no son el ideal para una pareja que aprecia mirarse durante la relación sexual. La postura del sátiro reduce el contacto al mínimo, pero se puede usar un espejo para paliar este defecto y contemplar mejor la penetración. Así enlazados, los amantes podrán pasar largas noches extenuantes y a la mujer le gustará el gruñido de su hombre, siempre listo para satisfacerla.