martes, 3 de abril de 2012

Posturas Kamasutra:: La Bufanda


Los poco duchos en el amor creen que la bufanda sólo se usa en invierno para proteger el cuello. ¡En absoluto! En las relaciones sexuales, un hombre que desea a su mujer tomará las piernas de ella para rodear su cuello, creando un contacto más íntimo y cálido.
La postura de la bufanda
El hombre se sienta con las piernas extendidas. Inclina un poco el tronco hacia atrás, apoyado sobre las manos. Debe estar cómodamente posicionado para que la postura sea agradable todo el rato. Una alfombra mullida o incluso la cama son preferibles a las baldosas. Evitar el parquet por las astillas.
La mujer viene a sentarse sobre él, dejándose penetrar para tener un punto de anclaje solido con el cuerpo de su pareja. En esas condiciones, se puede dejar caer hacia detrás, apoyándose sobre sus manos también y elevando sus piernas para colocarlas en los hombros de su compañero. Es necesario un pequeño tiempo para ajustarse y que la pareja encuentre la inclinación ideal de los bustos, que posibilite mantener la posición durante un buen tiempo.
Así encajados, manos y brazos no están disponibles y el hombre tiene sus capacidades de movimiento bloqueadas. Es la mujer esencialmente la que actúa. Algunas prefieren balancear su pelvis metiendo alternativamente el vientre y los riñones. La calidad del contacto entre pene y vagina da sensaciones que se pueden variar gracias a la dulzura de los movimientos. Hace falta saber tomarse su tiempo y, por qué no, cerrar los ojos y sentir la excitación irradiar su sexo e invadir, en lentas ondas, todo el vientre, los muslos y las piernas antes de paralizar poco a poco los músculos.
Otras mujeres son más sensibles al vaivén. Apoyándose sobre el soporte con sus manos, las piernas en los hombros de su amante, podrán elevar y bajar la pelvis para correr el pene en su interior. 
Esta posición de la bufanda limita la excitación sexual a lo básico, es decir el pene y la vagina. Otras posiciones facilitan el contacto de varias partes del cuerpo y provocan sensaciones más variadas y difusas, pero en la bufanda, todo está concentrado. El interés es permitir sólo pensar en una cosa, obnubilarse con un solo elemento y sentir con más intensidad los matices despertados por el movimiento.
Una posición de expertos, la bufanda es una de las mejores maneras de calentarse antes de alcanzar las temperaturas más extremas del placer.

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