martes, 31 de enero de 2012

Respuesta Sexual humana

Introducción

Tanto el hombre como la mujer, pasan por distintas etapas durante su respuesta sexual, etapas éstas en les que se producirán una serie de cambios fisológicos y emocionales.
Desde el punto de vista físico, estos se pueden clasificar en función de si son cambios genitales o extragenitales, es decir, del resto del cuerpo.
Los cambios o respuestas más psicológicas, son más difíciles de clasificar en tanto que son vividas de forma personal por cada ser humano en base a sus experiencias, vivencias y aprendizajes a lo largo de la vida.
Curiosamente y muy al contrario de lo que se piensa tanto en el hombre como en la mujer, ambas respuestas se parecen, compartiendo más semejanzas que diferencias.
La respuesta sexual humana se podría dividir, para ser estudiada con más facilidad, en tres o cuatro fases dependiendo de los autores. La clasificación más conocida es la realizada por Master & Jonhson, que diferencian:
  1. Fase de excitación
  2. Fase de meseta.
  3. Fase de orgasmo.
  4. Fase de resolución.
La principal diferencia entre la respuesta sexual femenina y la masculina es que en la primera, la fase de meseta o mantenimiento de la excitación es más larga y duradera, de forma que el acercamiento al orgasmo se da más lenta y paulatinamente.
Por otro lado, una vez que se llega a la fase más avanzada de la excitación o lo que para otros sería la primera fase del orgasmo, es importante que no se detenga la estimulación si se pretende llegar al orgasmo.
En el caso de la respuesta sexual masculina, una vez que se alcanza un determinado punto de excitación, conocido como el momento de eyaculación inminente, no hay vuelta atrás y aún en el caso de detenerse la estimulación, el paso al orgasmo acompañado de la eyaculación es inevitable

Respuesta genital masculina

Durante la fase de excitación, se da la erección, respuesta refleja que consiste en un aumento de volumen y tensión del pene debido a una mayor afluencia sanguínea en la zona. Así, mientras que en estado de reposo la sangre entra por las arterias y continúa su flujo por la salida venosa en el pene, durante la excitación esta salida se cierra de forma que la sangre se retiene en los genitales.
Cuando la salida venosa de abre, con la relajación muscular que prosigue al orgasmo, se vuelve al estado de reposo o detumescencia del pene desapareciendo la erección.
Durante esta fase, además se tensa el escroto, los testículos ascienden y aumentan algo de volumen debido a la congestión.
Es también en un momento más avanzado de esta etapa cuando las glándulas de Cowper segregan el denominado líquido preseminal, cuya función es la de limpiar el conducto urinario de restos de semen y orina, por donde posteriormente se expulsará el semen durante la eyaculación. También responde a una función lubricante.
Aún cuando la cantidad segregada es de apenas unas gotas, este líquido contiene espermatozoides que aún en bajas concentraciones, no descarta un posible embarazo.
La fase de meseta consistirá en el mantenimiento de la excitación, y por lo tanto de la obtención de la tensión sexual necesaria para llegar al orgasmo manteniéndose las reacciones antes descritas.
Posteriormente se dará la fase del orgasmo, durante la cual habrá eyaculación aunque no necesariamente ambas respuestas van juntas.
La eyaculación consiste en la expulsión del semen por la uretra, gracias a las contracciones pélvicas que se suceden durante el orgasmo.
El orgasmo, tanto en el hombre como en la mujer, es la descarga mediante una serie de contracciones más o menos regulares, de la tensión o acumulación sanguínea alcanzada durante la excitación y meseta. Esta respuesta va acompañada de una sensación física de placer intenso, vivida psicológicamente de forma distinta por cada persona.
El semen está compuesto por espermatozoides que se forman en los testículos y del conjunto de líquidos segregados por las glándulas anejas (próstata, vesiculas seminales y glándulas de Cowper).
Los espermatozoides, una vez producidos por los testículos gracias a la acción de las hormonas sexuales masculinas (andrógenos y testosterona), ascienden al epidídimo donde terminan de formarse. De ahí prosiguen su camino hacia el conducto deferente, haciendo parada en la vesículas seminales y posteriormente en la próstata, donde se mezclarán con líquidos lubricantes y con los nutrientes necesarios para su supervivencia, finalizando este recorrido con la eyaculación.
Por último, durante la fase de resolución, con la relajación o detumescencia del pene, descenderá la erección paulatinamente. Tras esta fase, no podrá haber erección durtante un tiempo, que variará en función de la edad y las características físicas del varón. Pasado este tiempo puede volver a haber erección acompañada nuevamente de orgasmo aunque la eyaculación será menos abundante o inexistente.

Respuesta genital femenina

Durante la fase de excitación en la mujer, van a darse también una serie de cambios, si bien no tán evidentes como en el hombre, no dejan de ser notables.
Una de las primeras manifestaciones de la excitación es la lubricación vaginal que aparece aproximadamente a los treinta segundos de la estimulación sexual. Esta lubricación consiste en un transudado de las paredes de la vagina que hará más fácil la penetración en caso de darse.
De nuevo como ocurría en la respuesta genital masculina, la acumulación de riego sanguíneo en la zona de los genitales, provoca además de la lubricación, la hinchazón o tumefacción del clítoris, junto a la dilatación y el engrosamiento de las paredes de la vagina.
Estas respuestas se acompañan de una elevación y expansión del útero a la vez que los labios mayores se aíslan y elevan apartándose de la entrada de la vagina.
Durante la fase de meseta o mantenimiento de la excitación, se da lo que se conoce como la retracción del clítoris, que se debe realmente a la hinchazón del capuchón del clítoris y de los labios menores más que un retroceso real de éste. Mientra tanto se produce también la secreción mucosa de las glándulas de Bartholino.
Si la estimulación es contínua y persistente, se acumulará la tensión genital provocada por el aflujo de sangre durante la excitación, dándose la descarga en que consiste el orgasmo acomapañada de una serie de contracciones que la facilitan.
Éstas se producen tanto en las paredes de la vagina como en el útero y músculos pélvicos ya desde la fase más avanzada de la excitación, dándose con más intensidad y en menor intervalo de tiempo durante el orgasmo.
En la mujer, se conocen varios tipos de orgasmo:
  1. Orgasmo vaginal.
  2. Orgasmo clitoral.
  3. Orgasmo mixto.
El primero consiste en realidad en una estimulación indirecta del clítoris, por lo que se conoce como el mecanismo prepucial – glandal que se debe al roce durante los movimientos de la penetración de los extremos de los labios menores y del capuchón del clítoris sobre éste. Por otro lado, la vagina carece de terminaciones nerviosas y por lo tanto de sensibilidad, excepto en el primer tercio a continuación de la entrada de la vagina.
El orgasmo clitoral responde a una estimulación directa del clítoris, mientras que el mixto se conoce como el resultante de la estimulación vaginal y del clítoris.
No obstante, no se puede hablar de un orgasmo vaginal como tal, por la influencia indirecta de la estimulación del clítoris.

Respuesta extragenital

 Respuesta masculina     
  • Erección de los pezones.      
  • Rubor sexual.      
  • Tensión y contracciones musculares.      
  • Aumento de la tasa respiratoria.      
  • Aumento de la presión sanguínea.      
  • Contracciones en el esfinter del recto.      
 Respuesta feminina 
Aumento de los pechos por vasocongestión y erección de los pezones.
Rubor sexual (sobre todo en la piel del pecho y vientre).
Tensión y contracciones musculares.
Aumento de la tasa respiratoria
Aumento de la presión sanguínea.
Contracciones en el esfinter del recto.

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